Estudios preliminares indican que la vacuna (Bacillus Calmette-Guérin) conocida comúnmente como BCG y que es aplicada en recién nacidos en varios países para protegerlos contra la tuberculosis. También es usada para tratar los tumores a la vesícula o el cáncer de vejiga. De acuerdo a recientes estudios, detallan que aplicación de la vacuna BCG, podría reducir la posibilidad de contagio de COVID-19. Aún falta realizar investigaciones adicionales que prueben dicha hipótesis.
Ahora bien, se pudo comprobar que en Italia, donde la mortalidad por coronavirus es una de las más alta, nunca ha utilizado la vacuna BCG. En este sentido, Japón ha estado implementando la vacuna BCG desde 1947, tuvo uno de los primeros casos de COVID-19, pero ha mantenido una baja tasa de mortalidad a pesar de no implementar las formas más estrictas de aislamiento social y en Irán país afectado por COVID-19, inició su política universal de vacunación BCG en 1984, lo que podría dejar sin protección a cualquier persona mayor de 36 años.
Asimismo, Rob Arts, Reinout Van Crevel y Mihai G Netea, científicos de la Universidad de Radbouc. Explicaron que algunas cepas de la vacuna BCG no solo es eficaz contra las formas diseminadas de tuberculosis, sino que reducen la mortalidad por todas las causas al inducir la protección contra las infecciones por agentes patógenos no relacionados.
Los investigadores agregan que el hallazgo de la memoria inmune innata ha mejorado nuestra comprensión de como actúan los mecanismos subyacentes a los efectos no específicos inducidos por la vacuna BCG. Sin embargo, todavía se está desarrollando una comprensión completa de los mecanismos moleculares que subyacen a este fenómeno.
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