Pasos para aprender y fortalecer el magnífico hábito de la gratitud:
ADMINISTRA LAS QUEJAS
No hay repelente más efectivo que una persona que vive quejándose. En la vida hay que manejar el lado oscuro y agradecer la claridad. Si basamos el discurso cotidiano en quejas y malestares, le damos fuerza a las emociones negativas y la vida se nos convertirá en una pesadilla real.
Además, está comprobado que personas agradecidas tienen una actitud positiva que las ayuda a crecer.
ATESORA BUENAS VIVENCIAS
Dicen que el dinero no da la felicidad, pero cómo ayuda… Eso no está en discusión, pues la insolvencia sostenida genera insomnio, estrés e infelicidad.
Pero, si el problema no es económico, en lugar de coleccionar objetos que a veces terminan siendo un estorbo, disfruta experiencias agradables que generan emociones positivas que quedan en la memoria como buenos recuerdos.
RECONOCE EL VALOR AJENO
Los seres humanos somos vulnerables, nos equivocamos. Nuestra perfección consiste precisamente en la genuina imperfección que nos permite, por ejemplo, aprender a esperar de otras personas solo lo que en realidad pueden dar.
Además, nos ayuda a abonar el terreno de la gratitud para reconocer los gestos amables de las personas que tenemos a nuestro alrededor.
LA DIETA DE LA GRATITUD
No todos podríamos inscribirnos en un concurso de belleza, pero eso no quiere decir que no podamos esforzarnos por mejorar nuestro aspecto físico.
Una de las recomendaciones para desarrollar una visión positiva sobre uno mismo, es agradecer cada comida, sentarse a la mesa, saborear cada bocado, evitar comer por ansiedad, comer más frutas y verduras, y evitar azúcares, harinas blancas y productos procesados.
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