Es la teoría de que nuestros pensamientos tienen un gran poder sobre lo que podemos o no hacer y sobre lo que podemos o no conseguir. Que todo lo que conseguimos y lo que no llegamos a alcanzar, tiene el origen en nuestra propia mente, y con nuestros pensamientos y actitudes, atraemos ese resultado.
Claro que no basta sólo con pensarlo, sino también es necesaria la acción. Pero nuestro cerebro es un aparato maravilloso capaz, si sabemos ajustarlo, de cambiar nuestra realidad, de dotarnos de más energías, movernos hacia lo que deseamos y de atraer lo que deseamos hacia nosotros.
Con la mentalidad adecuada, podemos lograr cualquier cosa.
Que es lo que quieres realmente, de corazón y con detalle. Estimular, sentir y enfocar los sentimientos que ese algo que quieres te hace sentir, y centrarte en la alegría, la gratitud… todos los buenos sentimientos que te provoque. Intenta apartar los sentimientos negativos.
Y siente como si ya lo hubieras logrado. Actúa como si ya fuera un hecho, piensa que ya es algo conseguido. Aunque aún tengas que trabajar por ello, haz que tu cuerpo y tu mente estén en armonía con una situación en la que ya hayas sido recompensado por tu esfuerzo.
Ahora vamos a ver como ponerlo en práctica durante todo nuestro día para conseguir amplificarlo y obtener lo que queremos.
Al levantarte, visualiza.
Al empezar el día tomate un par de minutos para pensar en cómo quieres que se desarrolle el día y cómo éste te lleva a conseguir tu objetivo. Hazlo de manera positiva y visualiza una versión de ti mismo capaz de aprovechar el día con energías y buen humor.
Acto seguido, marca tus objetivos.
Pon en tu agenda al menos una cosa que quieras conseguir hoy, aunque sea un objetivo pequeño. Motivate a conseguir al menos un pequeño éxito diario, a hacer cada día uno en el que siempre consigas un logro.
Mientras te preparas, practica con frases positivas.
Anímate con tan solo unos segundos frente al espejo mientras te arreglas para el día, diciéndote a ti mismo que va a ser un gran día, que eres muy capaz de lograr lo que quieres y cualquier cosa orientada a como va a ser tu día y lo que quieras lograr de él.
Se considerado y positivo.
Crea una realidad más amable y más justa y transforma el mundo que te rodea con simples gestos de bondad. Ya sea ceder el paso, o el asiento en un transporte publico, tener detalles con tus compañeros, ser sonriente y amable con las personas con las que hablas a lo largo del día, o dejar una propina generosa por el café.
Cuídate.
A la hora del almuerzo toma algo saludable, nutritivo y satisfactorio. A ser posible con productos frescos y cargados de vitaminas. Mantén una charla alegre con quien te acompañe y antes de volver al trabajo prueba a dirigirte a ti mismo por unos minutos, aunque sea mentalmente, reafirmándote, animándote y re visualizando todo lo bueno que estás por lograr el día de hoy.
Trabaja con buen actitud.
Piensa que estás haciendo un gran avance y no te dejes llevar por distracciones. Tras la comida el día puede hacerse un poco más pesado y por eso es importante mantener e irradiar la positividad. Ánima a tus compañeros, comparte historias de tus logros y ayuda a otros a visualizar sus éxitos.
Durante la cena, repasa tus avances.
Aprovecha la cena para comentar con tu familia o tus amigos las cosas que han ido bien durante el día y los planes que tienes para el siguiente. Celebra los éxitos de tu familia y tus amigos también. Es un momento para agradecer y celebrar lo que tenemos.
Medita.
Relájate para conseguir un buen sueño haciendo una actividad que además te permita un rato de meditación y paz mental. Eso puede ser tanto un baño caliente, como un paseo, leer un libro, comerte un helado, lo que te guste hacer.
Haz un diario de gratitud.
Documenta todo lo conseguido de forma que no se te escape ante la tentación de la negatividad. Esta documentación de todo aquello por lo que deberías estar agradecido es la muestra de que lo estás consiguiendo y de que puedes conseguir cualquier otra cosa. Apunta un mínimo de cinco cosas que hoy te han hecho feliz (y un máximo de cuanto más mejor).
Esa sensación que tienes al recordar todos esos pequeños momentos felices del día son la mejor medicina para un sueño reparador.
Y así nos recargamos cada día para conseguir llegar a nuestras metas. Siendo felices como vehículo y no como destino, y atrayendo aún más positividad y más cosas que poder celebrar a nuestra vida.
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