Las impresoras en tercera dimensión (3D) no solo han llegado al mercado tecnológico mundial para revolucionar el mundo en avances como la elaboración de fármacos personalizados, sino que ahora también se pueden utilizar para imprimir medicamentos con formas y colores atractivos para los los niños.
La nueva técnica permitirá la creación de medicamentos según las necesidades de cada paciente, por lo que la pastillita blanca ya no será un dolor de cabeza para los más pequeños.
Es decir, un comprimido impreso en 3D puede hacer que un niño se coma un fantasma de color o algún animalito que le guste.
Además, los científicos pueden jugar cómo se deposita el o los principios activos dentro del comprimido para poder regular en qué parte del tracto intestinal se libera el principio activo y la velocidad a la que este se absorbe, lo que también tiene interés terapéutico.
Lo que ha causado mayor curiosidad es que se pueden usar impresoras 3D comerciales de uso doméstico para crear este tipo de medicamentos, como han demostrado en la Escuela de Farmacia de la University College de Londres.
En la referida casa de estudios se han conseguido imprimir comprimidos usando los procesos de modelado por deposición fundida y de estereolitografía con una impresora Replicator 2X y con una Form 1+ respectivamente.
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