Su presencia es parte de nuestra intimidad, al extremo que pocas veces se reflexiona sobre los cambios que se producen en él, pero, ¿qué indica el cambio de coloración de tu flujo vaginal?
De acuerdo con la American Academy of Family Physicions, el flujo es producido por glándulas dentro de la vagina y el cuello uterino, que producen pequeñas cantidades de líquido, el mismo que fluye diariamente transportando células viejas del revestimiento vaginal. Esta es la manera que tiene el organismo de mantener sana y limpia esta zona.
Cada mujer tiene una percepción propia de lo que es un flujo normal. Sin embargo, existen cambios en la coloración de éste qué puede presentarse en casi todas las mujeres, pero qué indican sobre tu salud.
Aquí te presentamos cuatro:
1. Señala cambios naturales. Durante la primera parte del ciclo menstrual cerca de la ovulación el flujo es cristalino, como clara de huevo. En esta etapa la fertilidad se encuentra en un nivel alto. En la segunda parte del ciclo previa a la menstruación- hay un flujo menos abundante, más espeso, oscuro y adherente.
2. Blanco. El de la cándida es uno de los más frecuentes. El flujo cambia a un color blanco y grumoso, como leche cortada, que da picazón y suele pegarse a las paredes de la vagina. Se exacerba en el período pre-menstrual.
3. Amarillo. Producido por parásitos, los más típicos son las tricomonas, que pueden adquirirse por transmisión sexual, dan un flujo amarillo verdoso, que es más frecuente en los días posteriores a la menstruación. La vulva (los órganos genitales femeninos externos) puede estar irritada y dolorida y es posible que el coito produzca también dolor.
4. Gris. Se debe a la presencia de un germen llamado gardnerella, que se transmite sexualmente. El flujo es blanco grisáceo, tiene un fuerte olor fétido, como a pescado. La gardnerella asociada a otros gérmenes llamados anaeróbicos, produce lo que algunos autores llaman la catástrofe ecológica de la vagina. En estos casos se ataca a los anaerobios de los cuales se alimenta la gardnerella.
Observar los cambios que se producen en tu cuerpo no es malo, todo lo contrario. Te ayudan a saber si existe algún problema con tu salud. Trata siempre de acudir a un experto de la medicina. ¡No lo olvides, tu salud está en tus manos!
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